Científicos del Conicet investigan estrategias contra el parásito causante de la enfermedad

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El 50% de las mujeres embarazadas en Argentina pueden estar infectadas por el parásito Toxoplasma gondii, causante de la toxoplasmosis. Esta es la tasa que estima Sergio Ángel, administrador delegado de la sede en Chascomús del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, quien lidera junto con la investigadora Laura Vanagas un equipo dedicado a la búsqueda de estrategias que permitan atacar al parásito.

Los investigadores del Laboratorio de Parasitología Molecular del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) llevan adelante un proyecto que pretende descubrir y masificar nuevos blancos terapéuticos para el tratamiento de la toxoplasmosis, a la luz de la data que refleja la magnitud de su contagio a escala nacional.

Sobre la orientación de su búsqueda, Ángel declaró al sitio web del Conicet: “desde el Laboratorio de Parasitología Molecular del instituto venimos trabajando desde hace mucho tiempo en la búsqueda de nuevas estrategias terapéuticas contra T. gondii. (…) Nuestro foco está puesto en identificar las proteínas involucradas en la reparación del daño de ADN sufrido durante la replicación del parásito con el objetivo final de diseñar fármacos específicos que lo afecten, pero que no sean dañinos para el humano hospedador”. Según detalla, la idea es, además, “generar mediante ingeniería genética una línea celular de T. gondii, para implementar un sistema de rápida detección de drogas que ataquen el mecanismo de reparación de su ADN”.

Para lograrlo, cuentan con el respaldo económico de 665 mil dólares que han recibido como subsidio de parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Con estos fondos, indican, podrán continuar sus búsquedas durante los próximos cinco años.

Aunque se puede estar en contacto con el parásito sin contraer realmente la enfermedad y alojarlo de manera asintomática, el contagio de mujeres embarazadas pone en riesgo a los niños que, en buena parte de los casos, nacen luego con infecciones congénitas. Actualmente, este tipo de eventos es tratado con fármacos difíciles de tolerar por los pacientes, y que deben ser suministrados durante largos períodos de tiempo, que suelen rondar el año entero. Por eso, insisten los autores del ensayo, otra de sus perspectivas de investigación es “poder encontrar drogas que ataquen la forma crónica de T. gondii”.

No solo los gatos

Sobre las formas del contagio del parásito en humanos, académicos exhortan cada vez más a reconocer todos los posibles canales de exposición al T. gondii, más allá del contacto con los gatos.

Jesús Marín Heredia, médico veterinario y académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional de México, afirmó en un comunicado al respecto, publicado en el medio Excelsior, que el ser humano o cualquier animal puede entrar en contacto con el parásito a través del consumo de alimentos infectados o de la ingesta de agua contaminada. Los gatos, en tanto, fungen como hospederos definitivos del parásito.

Además, indica el medio, la mayoría de las personas que entran en contacto con el T. Gondii desarrollan anticuerpos que les permiten que la enfermedad no avance. De hecho, según el médico consultado, 75% de la población mundial ha tenido algún tipo de contacto con este parásito. “El problema surge cuando llega a personas con alguna enfermedad inmunosupresora o embarazadas, pues en las primeras puede ocasionar enfermedades respiratorias como neumonía, o trastornos neurológicos, y en las segundas se corre el riesgo de sufrir un aborto, y en algunos casos, infertilidad”, alertó Marín Heredia.