El bebé nació pesando 2,5 kilos y con un corazón que latía a 230 pulsaciones por minuto
Las dimensiones de su corazón apenas alcanzaban el tamaño de una nuez y su cuerpo no pesaba más de 2,5 kilos. Eso, sin embargo, no fue impedimento para que el equipo interdisciplinario de médicos (especialistas en cirugía neonatal, cardiaca, anestesistas, entre otros) del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, España, salvara la vida de un recién nacido prematuro con la práctica de una operación novedosa.
El niño, llamado Max, llegó al mundo con una arritmia incesante, lo que generaba que su corazón latiera a 230 pulsaciones por minuto. Esta insuficiencia cardíaca le produjo una serie de complicaciones, como la acumulación de líquido en sus pulmones y abdomen. Intervenirlo era cuestión de vida o muerte.
La arritmia es un trastorno que se genera por una anomalía en el músculo cardíaco, alterando el circuito eléctrico del corazón. Por esto, a las dos semanas de nacido y con la autorización de los padres del pequeño, los médicos practicaron al neonato una ablación con catéter por radiofrecuencia a través de la vena femoral, milimétrica en el caso de este bebé. Se le practicó una cartografía de ritmos que les permitió llevar a cabo una pequeña quemadura en la zona que causaba la anomalía. El procedimiento se extendió por más de 5 horas.
La condición de Max tiene una ocurrencia en 1 de cada 5 mil embarazos en el mundo. Las intervenciones de este tipo se realizan apenas cuando el paciente pesa entre 15 y 20 kilos y no 2,5 kilos, como era su caso
La anomalía ya había sido detectada por los doctores desde la semana 32 de gestación. Fue así como el tratamiento para curar la salud de Max inició, incluso, desde que el niño se hallaba dentro del vientre materno, a través de la placenta. Las primeras atenciones le fueron brindadas a través del suministro de medicinas a la madre, logrando atrasar el parto una semana y reducir las pulsaciones a 200, pero esto no fue suficiente para llegar a los niveles normales, que no deberían superar las 140 pulsasiones por segundo o, como tope máximo, 180.
Nueve meses después de que le fue practicada aquella operación en su natal España, el pequeño Max se encuentra en perfecto estado de salud, lo que ratifica el éxito de la cirugía, tal y como aseguraron en una conferencia los especialistas del hospital donde el niño fue tratado. Al cumplirse el año, le será dada el alta médica total.
En Argentina, la ablación por radiofrecuencia, método usado para salvar a Max, se comenzó a practicar en 1992. Con respecto a la frecuencia de esta práctica en el país, el doctor Fernando Scazzuso, jefe del Servicio de Arritmias y Electrofisiología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, explicó a Infobae que “sólo en el ICBA se han realizado más de 1.500 procedimientos en los últimos años. Desde el año 2009, que creamos el ‘Programa de tratamiento de la fibrilación auricular’, pasamos de 153 ablaciones a más de 258 en el 2016”. La mayoría de los casos se lleva a cabo, sin embargo, en adultos mayores.
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