El rol del descanso reparador en enfermería ha cobrado mayor interés en la gestión de las instituciones sanitarias. La pandemia por COVID-19 explicitó una vez más el impacto de la sobrecarga laboral en la salud de los trabajadores.
Los momentos más álgidos de la pandemia por COVID-19 han dejado en evidencia lo desgastante que puede ser para los profesionales de la salud cumplir con la labor diaria. También, la emergencia ha puesto en relieve el rol que tiene el descanso reparador para mejorar la práctica de la enfermería.
Pero los profesionales de esta disciplina, a pesar del descenso de las estadísticas, continúan inmersos en el pluriempleo. Enfrentan jornadas extenuantes y frecuentemente caen en el agotamiento físico y psíquico. Eso se traduce en un impacto en la productividad y es lo que ha llevado a algunas organizaciones que los contratan a involucrarse en la gestión de sus descansos. Buscan mejorar el bienestar del personal en el entorno laboral. Pero también, de manera indirecta, influir en aspectos extralaborales que atentan contra un buen rendimiento.
El tema fue revisado en un artículo recientemente publicado en la revista Salud, Ciencia y Tecnología. Lleva la firma, en primer término, del licenciado en enfermería y doctor en ciencias de la salud pública Robinson Ali Garay Pardo. Se desempeña en el Hospital General de Agudos Parmenio Piñero (Buenos Aires, Argentina). Allí, el profesional comenta que la manera en que los trabajadores de la salud perciben y aprovechan esos periodos de descanso, además de cómo influyen estos en su dinámica familiar, son aspectos importantes para la gestión institucional.
En mayor o menor medida, las instituciones de salud exponen a sus empleados a factores de riesgo psicosociales. El trabajo en el ámbito sanitario siempre demanda un mayor esfuerzo físico y/o mental. Y cuando es realizado de manera sostenida y repetitiva es, cada vez más frecuentemente, causa de agotamiento y estrés.
Todo eso repercute en la salud del trabajador. Pero también en inconvenientes de tipo laboral, entre los que se destacan: elevado ausentismo, mayor frecuencia de accidentes laborales, disminución del desempeño en las tareas asignadas, o mayores dificultades en las relaciones interpersonales.
Garay Pardo comenta que el descanso del trabajo puede tener dos beneficios. Uno fisiológico, en donde se logra disminuir el agotamiento y el estrés. Pero, además, otro psicológico en donde lo que prima es la reposición de recursos y energía para las siguientes tareas laborales. “La eficacia de una persona que ha sido expuesta a una situación estresante reinicia con el descanso a los niveles que tenía con anterioridad”, refiere Garay Pardo.
Numerosos estudios han tratado de identificar qué actividades son más favorables para recuperarse del trabajo en el tiempo libre. Se han encontrado beneficios en actividades con bajo impulso (leer una revista o ver televisión), sociales (reunirse con amigos), deportivas, o de destreza cognitiva (juego de estrategia).
Cada una tiene sus ventajas. Recostarse en el sofá de la casa es una actividad pasiva, con bajo gasto de energía, pero que permite bajar el nivel de estrés y recuperar fuerzas. Ir a una reunión con amigos, tiene además el plus del apoyo social. La actividad física siempre demanda mayor energía, pero ha sido demostrado el rol que tiene en la salud mental de las personas. Por último, quienes se dedican a actividades que incluyen retos cognitivos dan con oportunidades de aprendizaje y nuevas habilidades.
En definitiva, todas buscan favorecer la recuperación, aislar los estresores físicos, mentales y laborales y facilitar el dominio del tiempo libre. “Cuando la recuperación se realiza con éxito, el individuo percibe un mejor ánimo y mayor energía para retomar su trabajo”, dice Garay Pardo.
Por todo lo expuesto, el descanso del trabajo despierta interés en la gestión sanitaria. Lo que en la actualidad se propone son modelos de salud ocupacional que contemplen a la recuperación como un factor antecesor, mediador y de resultado.
Las instituciones preocupadas por este tópico brindan relevancia al descanso en el propio trabajo. Toman medidas que lo facilitan, independientemente de si esos periodos son formales o surgen en situaciones en donde la demanda laboral baja. Además, respetan el tiempo libre fuera del trabajo.
Esa apuesta por el bienestar del trabajador y el descanso en enfermería es evidente. Últimamente, la figura del profesional de la psicología ha ganado injerencia en este tema dentro de las organizaciones. Se encarga de identificar factores de riesgos laborales y las causas que desencadenan una insuficiente recuperación en los domicilios. Además, trata de proponer actividades para el tiempo libre que se ajusten a las necesidades de cada trabajador
Pero el aspecto central de su tarea tiene que ver con el análisis de la relación trabajo-familia. Busca que, en definitiva, las dificultades laborales no impacten en la dinámica familiar. “Las relaciones familiares suelen ser protectoras del bienestar del profesional de enfermería”, concluye Garay Pardo.
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80 horas-Garay Pardo RA, Parra RA. Importancia del descanso y las relaciones familiares como factores psicosociales extralaborales que afectan al personal de enfermería. Sal. Cienc. Tec. [Internet]. 2022 [citado fecha de acceso]; 2:97. Disponible en: https://doi.org/10.56294/saludcyt202297
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