No se deben descuidar importantes cuestiones éticas relacionadas con las mujeres embarazadas.
La evidencia sobre el impacto de la COVID-19 en el embarazo es limitada. Por eso, la prevención resulta fundamental. En este aspecto, no se deben descuidar importantes cuestiones éticas que es preciso destacar en el Día Nacional de la Obstetricia y la Embarazada.
En las últimas semanas han surgido dos reclamos relevantes: la inclusión de las mujeres embarazadas en las investigaciones sobre posibles vacunas y la sanción de medidas que eviten la realización de hisopados obligatorios a estas mujeres cuando no tienen síntomas de COVID-19 en las instancias previas al parto.
En lo que respecta a la relación de la COVID-19 con el embarazo, muchas preguntas siguen sin respuesta, como por ejemplo qué injerencia tiene la infección sobre el aborto espontáneo, las anomalías congénitas, el crecimiento a largo plazo y el desarrollo neurológico.
La necesidad de una vacuna es indiscutible. Sin embargo, para muchas de las dosis candidatas no se han realizado ensayos en mujeres encintas. Lo mismo ocurre con otras iniciativas que se están considerando activamente, como las que incluyen trabajos con ácidos nucleicos y vectores virales.
Al respecto, un artículo publicado en The Lancet señala que las respuestas inmunitarias a la vacunación en mujeres embarazadas no se pueden considerar similares a las de las mujeres que no lo están. Por este motivo es que las mujeres gestantes deben incluirse en ensayos de vacunas adecuadamente diseñados.
El reporte sostiene que, en el año 2019, el Grupo de Trabajo de Ética en la Investigación del Embarazo para Vacunas, Epidemias y Nuevas Tecnologías publicó un documento que proporcionó una guía ética para la investigación y respuesta a las mujeres embarazadas en relación con las vacunas contra las amenazas epidémicas emergentes.
El grupo de expertos asesores científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acogió con satisfacción esta iniciativa y sugirió que debería también incluir a las mujeres lactantes.
El artículo también identificó una serie de estrategias específicas para promover la inclusión éticamente responsable, socialmente justa y respetuosa de los intereses de estas mujeres en el desarrollo y despliegue de vacunas contra patógenos emergentes.
Estas directivas implican:
El artículo subraya que la inclusión de estas mujeres asegurará que ellas y sus bebés puedan beneficiarse de las vacunas candidatas que resulten exitosas y ayudará a garantizar que sean protegidas contra la COVID-19.
En este sentido, propone que se consideren tres preguntas clave:
En la provincia de Santa Fe, Argentina, el Ministerio de Salud dispuso que la realización de RT-PCR por hisopado nasofaríngeo no resulta recomendable en embarazadas asintomáticas. Tanto al momento de efectuar controles rutinarios, como al efectuar estudios complementarios, partos o cesáreas.
También estableció que el procedimiento resulta innecesario en personas que requieran una cirugía programada.
El texto del Ministerio de Salud provincial indica que se ha verificado la solicitud de estudios diagnósticos en embarazadas y personas con cirugías programadas que podrían demorar la atención de pacientes sospechosos de COVID-19.
Por ende, el hisopado solo resulta recomendable para aquellas pacientes que cumplan criterios clinicos-epidemiológicos de caso sospechoso. También, para aquellas que hayan tenido contacto estrecho con algún caso confirmado dentro de los 14 días previos a la intervención.
El Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO) y diversos grupos de mujeres habían denunciado que algunos sanatorios exigían a las embarazadas que se realizaran hisopados. Estos tenían un costo de entre 6.000 y 8.000 pesos y eran solicitados poco antes de la fecha probable de parto.
The Lancet Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe
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