El estar inmerso en el cambiante ámbito laboral de la salud requiere educación continua. Los y las profesionales que allí se desempeñan se ven en la necesidad de conocer avances, aprender nuevas técnicas, sustituir conocimientos previos ya obsoletos y ralentizar la curva del olvido luego del paso por la formación de grado.

Transitan un proceso de desarrollo profesional continuo que, en definitiva, desemboca en una mejor calidad de atención, una mayor seguridad del paciente, la prevención de riesgos o daños a la salud y una gestión más óptima de recursos institucionales. Continuar con la educación en el posgrado, evidentemente, resulta para el trabajador de la salud una inversión de tiempo e, inclusive, de dinero. Pero la apuesta es capaz de generar satisfacción personal y profesional en el corto, mediano y largo plazo.

Educación continua en salud: una necesidad en un entorno laboral cambiante

En un interesante simposio -organizado por la Escuela de Salud Pública de México -se reparó en el entorno difícil, cambiante y vertiginoso que experimentan diariamente los profesionales de la salud. Allí, la Dra. Marcela González de Cossío Ortiz, ex secretaria técnica de la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos en Salud, comentó que el desarrollo profesional continuo debe ser una prioridad. “Es importante que los profesionales de la salud se sigan preparando, dado que la vigencia del conocimiento termina cada vez más rápido y cada vez hay más innovaciones”. Y, en ese sentido, aportó datos elocuentes. “En 2016, el conocimiento humano se duplicaba cada trece meses, pero las predicciones indican que ese conocimiento, en 2030, se duplicará cada doce horas”, comentó la experta.

Los cursos en línea son estrategias pedagógicas que también han tenido un crecimiento exponencial en la última década. Se los cataloga como la próxima evolución del aprendizaje. Tienen la capacidad de romper barreras que existen en la formación académica y promover habilidades, tanto teóricas como prácticas, en todas las áreas del conocimiento. Y su presencia se ha visto fuertemente motorizada por la pandemia de COVID-19.

En el citado simposio se comentaron algunas experiencias exitosas de formación virtual realizadas durante la emergencia sanitaria. Gracias a la difusión del conocimiento por ese canal, sirvieron para quitar temores en los propios trabajadores de la salud acerca de una enfermedad hasta ese entonces desconocida.

En definitiva, facilitaron la adaptación a un nuevo entorno laboral y a nuevas maneras de ejercer la profesión.

¿Qué beneficios trae la formación online en salud?

En los profesionales de la salud la educación continua puede impactar favorablemente en la actividad diaria. Los beneficios son diversos e incluyen: mayor autoestima en el ámbito laboral, aumento en la motivación para emprender tareas, el tener a mano conocimientos actualizados y una mayor confianza del paciente. También, por supuesto, nuevas oportunidades laborales, mayor jerarquización y, por ende, mayores ingresos económicos.

El auge de la educación en linea ha permitido aligerar obstáculos que hoy atentan contra la asistencia a actividades formativas presenciales. El cansancio laboral, el multiempleo y el escaso tiempo disponible entre los profesionales de la salud, son algunos de ellos. Estas estrategias formativas en línea surgen entonces como opciones autogestionadas y están siempre diseñadas para adaptarse a las necesidades de los alumnos.

“Es imprescindible educarse de forma continua e ininterrumpida, se deben captar preceptos esenciales e identificar los constantes cambios alrededor”, comenta en un texto el Dr. Germán Fajardo, director de la Facultad de Medicina de la UNAM (México). Y agrega que los profesionales de la salud deben “estar dispuestos a modificar continuamente las conductas, en beneficio de los seres humanos a quienes por vocación se ha decidido proteger y cuidar “.