Durante las últimas horas se ha hecho fuerte un miedo: la desaparición o la recategorización del Ministerio de Salud de la Nación.

Este lunes seguía la incertidumbre, aun cuando el presidente argentino Mauricio Macri se dirigió al país más temprano. Al respecto, solo dijo que reducirá la cantidad de ministerios “a menos de la mitad”, sin confirmar si se salvaría el Ministerio de Salud.

Al mediodía, un mail confirmó los rumores. Ambiente y desarrollo sustentable; Energía; Turismo; Trabajo; Agroindustria; Salud, Cultura y Ciencia y Tecnología se convierten en Secretarías de Estado.

Es así como el Ministerio de Salud de la Nación fue degradado a Secretaría de Salud, con Adolfo Rubinstein aún al frente, pero respondiendo ahora al nuevo Ministerio de Salud y Desarrollo Social, con Carolina Stanley como responsable.

¿Qué consecuencias traería para la sociedad argentina esta medida?

Ya los Ministerios de Salud Provinciales del país, en una declaración conjunta, consideraron que una medida de tal naturaleza representa “un retroceso institucional significativo en la ejecución de los planes, programas y proyectos del área para atender a la población, en especial a los más vulnerables”. Para ellos no existe la posibilidad de coordinación, articulación y complementación del sistema de servicios de salud estatales del ámbito nacional, provincial o municipal, de la seguridad social, y del sector privado, sin que exista un Ministerio de Salud a nivel Nacional que se alce como el rector de las políticas esenciales del sector.

En esa línea, la Sociedad Argentina de Infectología expresó su preocupación ante lo que consideran una decisión “potencialmente riesgosa para la salud pública, al poner en peligro su presupuesto y por ende la continuidad y ejecución de numerosos programas vinculados con el control y tratamiento de enfermedades infectocontagiosas”, como por ejemplo: vacunas, VIH – Sida y otras enfermedades de transmisión sexual, tuberculosis, hepatitis, entre muchísimas otras. Al final, en su comunicado, la sociedad científica es enfática al declarar que “no acompañará esta decisión y solicita a las autoridades nacionales que desistan de la toma de una decisión de estas características”.

Por su parte, la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) también expresó su más “enérgico rechazo” de la medida e insta al gobierno nacional a revertirla porque “constituiría un inmenso retroceso, poniendo en riesgo los logros alcanzados y amenazando la posibilidad de encarar nuevos desafíos“. En su comunicado defienden a la Salud Pública como un derecho irrenunciable “que iguala a toda la población”, mientras que el Ministerio de Salud de la Nación es “el responsable de ejercer el rol rector indeclinable para asegurar y garantizar este derecho a todos los habitantes del país, fundamentalmente a los sectores más vulnerables desde el punto de vista social y económico, que son los que más dependen del Estado para acceder al derecho a la salud”.

Al final, SAVE convoca a todas las sociedades científicas, organizaciones no gubernamentales, integrantes del equipo de salud, y a la sociedad general, a levantar “la bandera de la Salud Pública de Argentina, a trabajar en conjunto, una vez más, para que nuestro país siga contando con el Ministerio de Salud de la Nación”.

La Fundación Huésped exhortó a “evitar un error que afectará la capacidad de defender el presupuesto en salud, pondrá en riesgo los avances en VIH y vacunas y debilitará los programas que protegen a los más vulnerables”.

Por último, la Sociedad Argentina Interdisciplinaria de Sida consideró la medida como inaceptable y como una “verdadera degradación de concepto de salud pública“, que es “una idea muy preciada por el conjunto de los/as argentinos/as”.  Como conclusión, también exigen que se desista de la medida.

El Ministerio de Salud de la Nación nació como Secretaría de Salud Pública en 1946, consiguiendo el rango ministerial en 1949 durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón.

El primer ministro de salud de Argentina fue el Dr. Ramón Carrillo. El último, por ahora, fue el Dr. Adolfo Rubinstein.